Sí, finalmente pasaste esa entrevista laboral y te han llamado para decirte que el puesto es tuyo, ¡Felicidades! Y aunque sientas que todo es color de rosa, es mejor que sepas que los comienzos pueden tener ciertos tropiezos y en los nuevos trabajos, esto no es la excepción. En general, las primeras semanas al iniciar un nuevo trabajo se presentan con mucha desorientación, duda y desconocimiento, puesto que estamos en nuevos terrenos. No se sabe que se espera de nosotros, a quién acudir por apoyo, con qué criterios seremos evaluados por los jefes, etc. Y no queremos perder la oportunidad por la que hemos trabajado tanto por lograr.
Por lo que a continuación, te estaremos comentando cuáles son las actitudes que es mejor evitar cuando comienzas un nuevo trabajo, para que inicies con buen pie desde tus primeras semanas:
Esto aplica no solo para las primeras semanas, sino de forma general. La impuntualidad se traduce en desorganización y falta de compromiso, especialmente los primeros días de trabajo donde tú serás responsable de la primera impresión que proyectes en tu nuevo entorno laboral. Lo mejor será evaluar el tráfico de tu ciudad, así como considerar posibles retrasos para planificarte y llegar a tiempo.
Más allá de lo que establezca tu horario de trabajo, no es bueno que demuestres demasiada prisa por irte al momento de tu hora de salida. En lugar de ello, trata de observar cómo se comportan tus compañeros en ese momento y sigue su ejemplo. Por otro lado, no extiendas en exceso tus momentos de descansos ni tampoco hagas demasiados. De igual manera aplica el consejo de seguir el ejemplo que den tus compañeros.
Es normal que el inicio en un nuevo trabajo traiga consigo muchas dudas. Descuida, que nadie espera que sepas cómo funciona todo desde el día uno, por lo que debes evitar caer en miedos, timidez y orgullo que te impidan aclarar las dudas que tengas. Lo mejor será que realices las preguntas pertinentes en caso de que algo no te haya quedado claro o no estés seguro. Es bueno tener iniciativa, y tratar de buscar las soluciones por ti mismo, sin embargo, no temas en pedir ayuda si la necesitas. Trata de aprovechar los primeros días para aclarar lo necesario y así evitar acarrear con esas dudas y sus consecuencias en el futuro.
Actuar como un sabelotodo y creerte mejor que los demás es un grave error. Tus compañeros de trabajo no quieren oír que están haciendo algo incorrecto y menos viniendo de una persona que acaba de entrar a trabajar en la empresa. De igual manera, si no estás de acuerdo con la manera en la que se desarrollan algunos procesos internos de la empresa, o notas algún error, es mejor que lo guardes para ti de momento. Eso no quiere decir que no hagas sugerencias de mejora si preguntan por tu opinión, sin embargo, debes cuidar la forma en que transmites el mensaje.
Elimina la queja de tu forma de expresarte en el trabajo, puesto se asocia con el tipo de personas que menos hace dentro de la empresa, además, mientras mayor queja exista habrá más motivos para quejarse, por lo que es mejor seguir adelante y esforzarse para dar lo mejor de uno mismo, pensando en cómo superar las adversidades en lugar de pensar en ellas y quejarse.
El miedo es una respuesta que se da natural y cuyo propósito es defendernos, ponernos a salvo, sin embargo, es necesario dominarlo para que no nos domine a nosotros y nos frene o nos impida avanzar y tomar las oportunidades. Por ello, al iniciar en un nuevo trabajo es recomendable aprender a manejar el miedo, de manera que podamos asumir ciertos riesgos de forma planificada, contemplando posibles errores que se pudieran cometer, pero también la manera para solventarlos en caso de que ocurran.
Ninguna persona está exenta de cometer errores y muchas veces, los compañeros o el equipo de trabajo no logra cumplir con las expectativas, en estos casos, lo mejor es evaluar de forma objetiva porqué esto ha ocurrido. Analizar el problema desde un punto de vista en el que quien corresponda pueda asumir su error y hacer los cambios convenientes para mejorar.
La interrupción se considera en sí como una descortesía de mayor nivel en cualquiera que sea el contexto. La misma implica una incapacidad para la escucha activa, ausencia de buenos modales y una ausencia de interés en lo que se plantea. Por ello, se recomienda para proyectar una imagen adecuada de nosotros en el lugar de trabajo, lo mejor será prestar atención y en el momento propicio aclarar cualquier duda que podamos tener al respecto con el fin de garantizar un entendimiento completo del asunto.